Y el dolor se hizo carne
En lo más lejos del tiempo,
en el más remoto espacio
un primigenio suspiro
hace temblar a los astros,
suspiro de vida y muerte,
de amor, de grandeza y llanto.
Un ramillete de estrellas,
celeste flores brotaron
en los jardines celestes
de los celestiales campos,
celeste color, celeste,
suspiro, grandeza y llanto.
Cuanta creación resumida
a un gran misterio encerrado
en el secreto de un Dios
que permanece callado,
silencio, enigma y dolor,
suspiro, grandeza y llanto.
Por los senderos del Cosmos
un ángel va cabalgando
sobre un cometa fugaz
que le sirve de caballo,
en su diestra, levantada,
brilla esplendoroso un rayo.
Tiene un estigma en su frente,
un signo que lo señala,
y en su corazón de luz
una rebelión guardada,
luz que se opone a la luz
brillo que todo lo apaga.
Pregonando su doctrina
por las estrellas lejanas
se oye el eco de su voz
que sobre el Todo se alza,
tiembla Dios allá en su trono
y oculta su miedo y calla.
Cielo contrario a otro cielo,
premonición de batallas,
arcángeles que se enfrentan,
negros rumores de alas,
el Todo está dividido
y divididas las almas.
Entre lo bueno y lo malo
una lucha encarnizada,
un miedo resuelto en carne,
ceguera, tiniebla y nada,
entre lo bueno y lo malo
el estupor de una raza.
Verbo que viene a la carne
sumergido en las entrañas
de un vientre color de sangre,
de una carne ensangrentada,
verbo que viene a la carne,
ceguera, tiniebla y nada.
Metamorfosis del ángel
que enardece a sus miríadas,
ángel de vuelo invertido,
ángel, verbo, carne, raza,
metamorfosis del ángel,
ceguera, tiniebla y nada.
En las orillas del cielo
Olas que nunca se acaban,
Espuma de otros confines
Rompen la divina calma,
Olas de alas rebeldes,
Rebeldes olas de alas.
Serafín de vuelo eterno
por la eternidad del alma,
arcángel de plata y fuego
estridentemente clama
tanta injusticia divina
encarnada en una raza,
verbo que viene a la carne,
ceguera, tiniebla y nada.
Noche que encierra otras noches,
alba que envuelve otras albas,
placenta, misterio y vida
de esta estirpe planetaria,
se va engendrando en un vientre
el estupor de una raza.
Hembra que vence al dolor,
grito que todo lo abarca,
órganos que se estremecen,
garganta que se desgarra,
la herida fértil del mundo
grandemente se dilata.
Parto de mil nacimientos,
alumbramiento de escarchas,
frío que llama a otro frío,
¡verbo, carne, sangre, nada!,
metamorfosis del ángel,
adulteración del alma,
y entre lo bueno y lo malo
el dolor de nuestra raza.
Fortu Bitán