Sencilla
Sencilla, callada,
con dulzura en tu mirada,
así eres María, madre cariñosa,
esposa enamorada.
Eres nuestro modelo,
nuestra guía, la que nos cobija
cuando todo se nubla, y
vagamos inciertos sin ver nada;
en los peligros de la vida,
tu mano bondadosa no nos desampara.
Gracias madre, gracias.
Pilar Baixeras