AL RESUCITADO
Sólo había amor
en esa clara luz
saliendo de las tinieblas.
Un amor puro,
perenne en el tiempo
y en el espacio.
Iza la tapa de la tumba
y observa que el hombre
se hizo espíritu,
y mira como la áurea luz
dormita en los brazos
de la soledad,
y sale de ella esponjando,
sobre tierras ausentes de amor,
su anhelado espíritu
hacia la comprensión,
abriendo la primavera
con un vibrante eco,
que nos dice susurrante:
Amaos…
Miguel Angel Matamala
Marzo 2010