SENSIBLE AL MAR
Tan floridas y esponjosas
mar bravía son tus gotas
de las aguas salpicadas,
cuan polen de en nortadas
isobaras borrascosas.
Oradas manos calizas
sin ser ellas de piedra ¡no!
sino de carne y de hueso,
abiertos mis nudos puños
guardanme de tus palizas.
A mi cara quejumbrosa
lágrimas mis ojos sueltan
cuan cascada de desdichas,
saladas aguas me lloran
impotencia melindrosa.
Aunque son nubes las tuyas,
cargadas de indolencias
de madre naturaleza
con desesperadas ansias,
por limpiar tiznadas hullas.
Salpícame hermoso mar
dándome esencias graciosas
que tus sabores son yodos,
cautos haberes sin bocios
y amparo de crecimientos.
Que yo remaré experto
en amarte y renegarte
por salitre en mis partes,
marino haces con arte
al llorar pisando puerto.
Y volver a ti nuevamente
cuando por yo añorarte
mí vida es un destierro
engarfiado por merchante,
que a tu merced convierte.
Y cuando tú me poseas
olvidos serán recuerdos
y el cráneo en tu osario
rocosos esparcimientos;
huesos serán areniscas.
Manuel La Parra Ripio