A UNA AMIGA
Tal vez el cielo nos derribe
y nos aplaste contra el credo
o el hastío cadencioso de las horas,
e inertes, se dispersen nuestros pulsos
en latidos densos que se rompan
contra la frágil escollera de la vida.
Tal vez, esparcidos en naufragio deseado,
encontremos otro mundo a la deriva
ausente de mezquinos intereses,
negado al desamor, a la tristeza,
al beso que se compra, a la torpeza,
o al don de tu sonrisa secuestrada.
Tal vez entonces, sin saberlo,
germinen nuestros versos por la orilla,
entre nácares rodados por las olas
o en el blanco de biznagas marineras…
Tal vez, madero en duelo desatado…
me arrastre entre botellas mensajeras,
me ahogue por la hiel de las mareas,
o llueva de calor hacia las nubes…
Para caer en versos destilado
sobre tus manos limpias, compañera.
Paco Casaña