¡SALVE REY DE LOS JUDÍOS!
Cuantas veces esperé que me llamaras
y el silencio sólo tuve de respuesta,
cuantas noches apoyada en tu puerta
quise asirme a tu Cruz crucificada.
Hoy acaso me pretendas clandestino
al murmullo de los vientos siderales.
He sentido en tus pasos realidades
al abrigo que me lleva a Tu destino.
Yo se bien que te acercas y me llamas
en el roce de sordinas mundanales
y que mueres poco a poco en soledades.
Por tus daños siento acaso que me amas.
Es calvario para quien no puede verte
porque has muerto y has resucitado.
En el Gólgota donde fuiste agraviado
se mofaron con púrpura de Tu suerte.
Cuantas veces me colmaste en regocijo
aunque acaso de tus ojos soslayada
me evadía en el tiempo que pasaba
y olvidaba el amor de un padre al hijo.
Mi Dios, después de que te fuiste
y al paso de los años regresaras
y el Hijo del hombre agonizara,
el cielo y la tierra quedaron triste.
Señor, después que yo te hallara,
Tu Luz a mi paso me acompaña,
quisiera yo en Ti hacer campaña
y esperar que la resurrección llegara.
“Carpino” (Carmen del Pino)