LOS PASOS QUE NOS QUEDAN
Como si la luz fuera asomándose temerosa
ante las sombras, nos vamos dando cuenta
que aprendemos a vivir, después de que la vida
se nos ha pasado, buscando soluciones
entre pesares y alegrías, añoranzas y futuro,
queriendo atrapar el goteo del tiempo ido,
ante la dictadura de las horas.
Hemos perdido en ese caminar multitud
de pequeños detalles y, ante nudos de nostalgia
nos surge algún perdido recuerdo de la infancia
algún momento especialmente vivido y aquello
que ocurrió por algún motivo y cuando menos
se esperaba…
Fueron sensaciones que emanaron de circunstancias
diversas en las que, -sin saberlo- pusimos rejas
en nuestras ventanas que nos impidieron tocar las flores,
que adornaban nuestra vida de libertad y nos privaron
de su aroma, dejándonos en un oasis ante el deseo
de nuestros propósitos y anhelos.
Hoy ya no juzgamos los títulos antes que los contenidos
y necesitamos sin embargo, los puentes para cruzar
con los pasos que nos quedan, sin olvidar eso sí,
que el agua de un río no pasa dos veces por el mismo lugar.