Y EL SILENCIO HABLA
Silencio, no se escucha nada,
ya rozan las olas de color de plata
y mece la barca en el mar en calma;
ya en esa cuna, cuna de esperanza,
el ansia se vierte entre la nostalgia.
Silencio, la noche les habla,
eran muchos, muchos,… tantos
que, al chirriar la barca en que navegaban,
el agua se cubre de negra templanza.
Se cubre de cuerpos que bailan y danzan,
trenzan cabriolas de negra morada;
y en su desengaño y en su triste empeño,
nadan por los mares de la destemplanza.
Un grito se escucha, apenas un murmullo,
el himno a la vida se escapa en arrullos;
un coro de sangre teñido de negro,
patera de hambre y de duro invierno.
Se ha quedado sola, sola a la deriva.
¿No ha quedado nadie que pueda regirla?
Se mece en las olas, las olas le arrulla
tal que una madre que al retoño acuna.
Silencio, ya se hizo el silencio,
el coro de héroes en su húmeda cuna;
y todo está en calma como sepultura.
…De nuevo, el agua destila esperanza,
un coro lejano de voces que cantan,
rozando la noche, se echa a la mar;
a ese mar que funde libertad y hambre
abriendo una vía hacia el bienestar.
Y baldea a veces toda la cochambre
en que el Hombre nace por casualidad.
¡Silencio, silencio,…chussssssssss;
el silencio habla, el silencio atrapa!
Carmen del Pino (Carpino)
Octubre de 2011