EL CREPÚSCULO Y LA NOCHE
Crepúsculo sin contraste de colores
en el atardecer de una cansada vida.
Claroscuros de grises y de negros
difuminados en un ocaso que se acerca,
paso a paso, hacia la oscuridad.
Nirvana de sentimientos en el alma
y un corazón vacío de emociones
que aún espera quien de su letargo,
semejante a Lázaro, le diga:
¡Despiértate… y ama!
Y a un paso de cruzar la línea de la vida,
lento caminar bajo un sol que muere,
donde tu corazón indiferente
se torna de rosa apasionada en vegetal…,
capricho del destino… él aparece.
Amor tardío.
Pasión otoñal que hace florecer de nuevo
la rosa que en su pecho marchitó.
Y el crepúsculo, al contemplar su encuentro,
de intensos rojos tiñó el atardecer
y testigo de su abrazo apasionado,
detuvo generoso el tiempo y el espacio entre los dos.
La noche, despechada,
envuelta entre sus sombras se ocultó.