ÍCARO
Volar. Volar hacia el sol en tu ambición.
Volar por los espacios infinitos.
Volar por encima de las nubes.
Volar sobre el mar y las montañas.
Volar hacia los cielos de tu patria.
Volar, pájaro humano en libertad,
con tus alas de cera y plumas blancas
extendidas bajo un ardiente sol.
Y subir, subir, subir, más alto cada vez.
Cegado por su luz,
querías alcanzar a Febo en tu locura
sin atender a Dédalo en sus ruegos,
temiendo que el sol quemase la cera de tus alas.
Deslumbrado, seguías subiendo
volando en libertad, dueño del cielo.
Y el sol implacable, con sus dedos de fuego,
ablandó la cera y tus frágiles alas destrozó
mientras tu cuerpo, pájaro herido,
iba cayendo al mar, como fueron cayendo contigo
tus sueños de volar en libertad.
Sobre la superficie de las aguas
flotaron perdidas dos alas blancas,
sudarios de tu muerte, deshechas en el mar.
Carmen Carrasco