GORRIÓN
A mi hija
Quien quiera ponerle
rejas al viento
se equivoca.
Las copas de los árboles
lo esperan
para que las abanique.
Quien quiera detener
la danza de las hojas
al caer
no tiene alma
para sentir su melodía
en medio de la noche.
Quien quiera cortar
las alas a un gorrión
¿De qué le serviría?
Mejor que vuele libre
que verlo vivir
dando saltitos.
Carmen Sánchez Melgar