Te alejas de este mar ingrato,
de este mar extraño,
abandonas mi orilla
y te ríes en mi cara.
Me dejas aquí
viendo como te marchas,
las olas te acompañan,
hoy no puedo seguirte.
Has olvidado mi presencia,
¡la cubierta me está llamando!,
otros ya la han ocupado en mi nombre,
y avanzas cauteloso enmedio de la nada.
Allí, en la otra costa
te esperan las kandoras
y el té con olor a menta,
¡tú ni me recuerdas!
y yo no dejo de pensar en tí.
Quiero pisar tu suelo
quiero sentir el viento en tus ventanas,
quiero sentir el mar en tu fortaleza
y sentir que me resguardas en el viaje.
Volveré a tu puerto,
izaré mi bandera,
me dejaré arrastrar por barlovento
y por tus terrazas de arena
para que me entregues sin tregua,
- como el barco pirata que raptó
a la princesa -,
en la marabunta del muelle
en el límite del mapa donde
se cruzan los dos mares,
allí quiero que me arribes
sin miedo y sin rencores,
allí quiero que atraques mi alma
allí quiero,
en las orillas de Tángis.
Nuria Ruiz Fernández
8/9/10