Guerra palabra maldita,
sólo su nombre aterra,
cuánto encierra y vomita.
Cuánto desastre deja
la bomba a su estallido,
cuánto dolor y queja,
cuánto muerto y herido.
Los proyectos y anhelos,
que quedan derretidos,
como trozos de hielo
en el hierro encandecido.
Pechos sin corazones,
corazones sin pechos,
y no atender a razones
las personas sin techos.
Que la paz nunca se calle,
porque es el bien de la tierra
y que vaya por las calles,
gritando contra la guerra.
Luisa Silva Romero