Marilén Cosano |
La noche cayó sobre el país de los guanches con su oscuro manto.
Sólo ojos, párpados cerrados, negaban la evidencia del escándalo.
Katira lloraba en un rincón la ausencia de calor y su cuerpo, convulso y húmedo hacía temblar el rincón de la estancia.
Lágrimas desaparecieron y, luz cristalina de nuevo día encontró sus ojos abiertos.
Tardó años en recuperar el calor.
Marilén Cosano