He llegado hasta aquí
para refugiarme en tu historia.
Tus murallas delatan
tu belleza y tu elegancia.
Detrás de tus puertas
me espera la calma.
Subiendo a tus alturas
se exalta mi alma.
Siempre estás perenne
y todo te resalta:
La Puerta de Santiago,
Los Aljibes y tu Iglesia.
Soy como el vagabundo
que no encuentra aposentos,
y hoy, al recorrer tus calles,
grandes tesoros voy descubriendo.
Tu silencio me da sosiego
y ese mar que te rodea,
me acerca más a mis sueños.
Tú, Melilla, Melilla la Vieja,
no sólo eres historia y belleza.
Eres el refugio de este triste poeta.
¡Gracias Melilla la Vieja,
por dejarme hoy entrar por tus puertas!
para refugiarme en tu historia.
Tus murallas delatan
tu belleza y tu elegancia.
Detrás de tus puertas
me espera la calma.
Subiendo a tus alturas
se exalta mi alma.
Siempre estás perenne
y todo te resalta:
La Puerta de Santiago,
Los Aljibes y tu Iglesia.
Soy como el vagabundo
que no encuentra aposentos,
y hoy, al recorrer tus calles,
grandes tesoros voy descubriendo.
Tu silencio me da sosiego
y ese mar que te rodea,
me acerca más a mis sueños.
Tú, Melilla, Melilla la Vieja,
no sólo eres historia y belleza.
Eres el refugio de este triste poeta.
¡Gracias Melilla la Vieja,
por dejarme hoy entrar por tus puertas!
Ramón Álvarez
Melilla, 19-12-1998