Lograr
conseguir un concepto de la unificación
de los
conocimientos, como si fueran
partículas
eléctricas llenando de magnetismo
la percepción
de las cosas, con sensaciones
nuevas y
misteriosas, tratando de forma asombrosa
e increíble,
de situarme en el centro de mi sentir y
ser…
Entonces, ser
capaz de apreciar y diferenciar
las distintas
vibraciones emocionales que surjan,
y distinguir
con ellas, los estados de ánimo
más adecuados
y lógicos, manteniendo esa ansiedad
por lograr –
de esos estímulos exteriores-, una motivación
interior
capaz de crear el equilibrio deseado.
Marcelino Menéndez
González