Comprender y sanar la homofobia

Laura Aguirre
Este título podría parecer una burla a los homófobos, ya que empieza igual que el de otro libro, pero referido a los homosexuales.

Pero no, no es una burla. Mi escrito no es una mera réplica de rival, no es un “y tú, más”, valga la expresión. En realidad, cuando he visto el título del libro “Entender y sanar a los homosexuales” me ha llenado de horror. Después mi reacción ha sido como la que todos solemos hacer: no hacer caso. Sin embargo, a juzgar por el título, no parece que el autor esté en contra de los gays, es más, denota compasión y bondad.

Así que me dije: ¿Será posible que haya alguien que de manera honesta crea que los homosexuales son enfermos y no esté de broma? Entonces mi respuesta fue responder a esa duda. Intentar yo también entender a los que “entienden” a los homosexuales y tratar yo también (¿por qué no?) de sanar a aquellos que creen poder sanarlos. Parece lioso, ¿no?

Vamos a ver si es posible:

Hay que aclarar que la homofobia propiamente dicha es una de tantas fobias como la claustrofobia, agorafobia, aracnofobia, sociofobia, aerofobia, etc. Es decir, que se trata de un desorden mental basado en el pánico y que impide al paciente llevar una vida normal. También hace que el que la padece desee curarse.

Así pues, la homofobia es un miedo irracional a estar cerca de un homosexual.
Pero no es el caso de los sacerdotes, obispos y católicos conservadores. Ellos sólo sostienen que están en pecado, o bien, que están enfermos y su forma de amar no es agradable a Dios.

Así que aclaremos que estamos hablando de un rechazo de la homosexualidad y que comúnmente se le llama homofobia aunque no sea una fobia propiamente dicha.
 
Llamémoslo pues, a este fenómeno, homofobia también porque, de hecho, se le llama comúnmente así en un sentido amplio.

Creo que la homofobia se da entre personas muy conservadoras porque viene de antiguo.

Antes se tendía a rechazar al que era diferente y hasta estaba establecido porque en España se les aplicaba la ley de vagos y maleantes; en otras culturas se les encarcelaba o se les mataba, según el país en que se hallaran. En países musulmanes sigue existiendo este rechazo.

Pero hoy en día la sociedad ha avanzado no sólo en la tecnología sino también en psicología y hacia una mentalidad más tolerante. Pero ¡ojo! No nos equivoquemos: somos más tolerantes con los que son diferentes dentro de la ética de no hacer daño a los demás, porque en cuanto a maltrato, discriminación, machismo, racismo, derechos humanos, de los animales, etc, la sociedad se ha vuelto más sensible y no tolera las prácticas abusivas.

Yo puedo entender al que rechaza al homosexual en un contexto histórico, pero en la actualidad y en Europa, lo entiendo como fenómeno producido por una educación en ese sentimiento de rechazo y una carencia de principios en valores como el amor a los demás y la empatía. Sólo lo puedo entender así. Es la única explicación que puedo darle a este fenómeno actual, porque antaño era la sociedad entera la que los rechazaba por pura ignorancia pero hoy en día con los avances en psicología y gracias a la mayor formación de los individuos, la sociedad ha dado un salto hacia posturas más tolerantes.

Así pues, lo que antaño podría ser lo más natural del mundo, hoy puede ser raro y lo que es raro puede llegar a preocupar, máxime cuando lo raro consiste en una actitud despectiva y discriminatoria hacia un colectivo.
¿Cómo sanar esto? Hay dos vías: la más efectiva es la prevención mediante una educación en el amor hacia los demás, la empatía y la tolerancia.

La curación de la homofobia en un adulto, más aparatosa de llevar a cabo que la prevención, sería, a mi modesto parecer, el trato asiduo con estas personas y llegar a comprobar por sí mismo su humanidad y su capacidad de amar y ayudar a los demás. Tener la experiencia de haberlos conocido y tratado hasta el punto de haberlos necesitado, haberse sentido agradecido por su ayuda y llegar a sentir afecto por ellos.

En una palabra, la homofobia se cura con el amor.

Casos difíciles: el fanatismo.

En los casos más difíciles el adulto es homófobo por fanatismo y sinceramente, no creo que, hoy por hoy, esa enfermedad o desorden mental, tenga cura. El fanatismo (que sospecho que es un mal emparentado con la soberbia -primer pecado capital-) no tiene cura por una razón muy simple: la estructura del pensamiento fanático hace creer estar en posesión de la verdad absoluta. Por lo tanto el fanático no puede creer que esté equivocado o enfermo y por ende, no desea curarse.

Para terminar diré que, dejando a parte los casos difíciles, este escrito mismo podría servir de terapia al que osa decir o insinuar que los homosexuales son enfermos, porque le podría ayudar a ponerse en su lugar al verse también como posible objeto de curación, como enfermo, como paciente.

Espero que con este escrito –me gusta llamarlo “carta”- ayude a los homófobos a hacerse una autocrítica*, principio fundamental de toda sanación moral.

*Autocrítica.-en términos religiosos siempre se le llamó “examen de conciencia”.

Laura Aguirre Jiménez