sin respuesta del amor.
Un sueño en la madrugada
que despierta una sonrisa
aun durmiendo la inocencia…
Un verso en la noche clara
sin promesas ni nostalgias.
Una vieja melodía
sin acordes de guitarras.
Así se percibe la inocencia…
Un recuerdo de infancia
que va buscando sosiego.
Un silencio en la mirada
que demanda mil besos.
Así se muestra la inocencia…
Una excusa sin palabras
cuando alguien dice “adiós”.
Un tenue desliz del alma
que perdona sin rencor.
Una ingenua esperanza
pernoctando entre las lágrimas.
Así perdona la inocencia…
Un corazón noble
que carece de dobleces.
Una luz entre tinieblas.
Una flor en primavera.
Así es la inocencia…
En un mundo abnegado
que renuncia a su verdad.
En un sueño anclado
que sobrevive en otro mar.
Así vive la inocencia…
Un mágico encuentro
con el tiempo irreal.
Un cálido abrazo
envuelto en caricias.
Un mar de ternura…
Tu única verdad.
Un plácido y largo paseo
con ese niño que llevas dentro.
Un sueño inocente que siempre
has de soñar.
Un refugio en las pérfidas
madrugadas,
donde fascinante inocencia…
¡eternamente imperará!
Ramón Álvarez