David Fernández Rivera |
En la gradería del antiguo
teatro, los amantes se consuelan en la complacencia de acodar su deseo sobre el
caballete efímero de un salón deshabitado: es la viga maestra. Desde el bulevar
de lo desconocido, quise consagrar mi plegaria a los herbazales del bosque. Sin
embargo, en ellos descubrí una argolla de savia, que ahora deshoja mis zapatos
en el último revuelo de la muerte.
David Fernández Rivera
Del poemario “Entre la sombra y el grito”, 2008. Publicado en la antología poética “Calipso”.