La cena no estuvo mal del todo. Digo lo último porque decir que
bien, sería exagerar otros conceptos inexistentes y nunca pretendidos.
En definitiva, quiero decir que fue una cena sencilla en
la que, entre charla y charla, degustamos platos típicos de la tierra
como "crillas" cocidas alguna que otra morcilla, bacalao, habas,,
vino tintorro y, algúnos frutos secos naturales del lugar, sin salirnos de lo
normal. Buen ambiente de parejas y no parejas. Sana tertulia de nuevos amigos
libres sin ataduras de pensamientos extraños. Alguna broma cargada de respeto
con el más próximo y, una despedida al final, fraternal y sincera hasta la
siguiente.
Yo, hablé lo justo tal vez, procurando quedar bien y no
"deslizarme" demasiado con aquellas gratas gentes que me fueron
presentadas. Y, poco a poco, escuchando, descubrí que me hallaba entre doctores
de la medicina, algunos funcionarios, de los que le miran a uno con amabilidad.
Otros, empresarios que en ningún momentos hablaban de números, esposas y amigas
adaptadas al ambiente y, otros que, como yo acostubro decir, "de la
base". Por todo ello, tuve la ocasión de vivir un gran momento entre
personas maravillosas, correctas y educadas. Y, he de destacar que nadie de los
asistentes habló de política ni de intereses creados. Allí, todo fue
transparente, sin malos "rollos" como dicen algunos
"colegas" de esquinas nocturnas.
A mí, me ha venido muy bien esta
velada. Pues, como siempre se dice, "Cada día se aprende algo
nuevo" .Y, si es bueno, mejor. Porque, alguien de los presentes hizo
una ofrenda a Dios por aquellos alimentos, Y, después, casi al final, dijo
otro: "---La verdad es que podíamos haber mejorado y ampliado el contenido
de la mesa¡". Y. otro más de los presentes contestó: "Démosnos por
satisfechos, en el Nombre de Dios. ¿Cuántos de nuestros semejantes, hoy, y, a
estas horas no tendrán que llevarse a la boca pan ni patatas?. Y, mientras
que nosotros conversamos y reímos, ¿cuántos, serán los que no sonríen y, sus
miradas manifiestan su tristeza?. Todos nos aplaudimos entre sí. Por el primero
que hizo la ofrenda de aquellos alimentos. Por el segundo que, con su mejor
intención pensó mejorar de contenido la mesa. Y, al tercero porque se condolió
de los ignorados y auisentes que sufren el dolor y la miseria.
Escribió San Fransisco de Sales: "No
siempre está en nuestro poder hacer grandes cosas; contentaos con las pequeñas
que os ofrecen a cada paso, pero hacerlas con fervor y con amor".