Poema de David Fernández Rivera
Sobre las rodillas lluviosas de
la tristeza, cabalgan dos bocanadas en los escuálidos jinetes, donde se manejan
los epitafios de las armaduras forjadas sobre la sangre de los esqueletos. La
plegaria me devuelve a las almenas de la tierra. Al otro lado del glaciar
menor, se divisa la frontera con la muerte. Desconfía de los prófugos. En el
opaco del gris, se cruzan las sirenas de mi propia sepultura, buen viaje, a mi
lado seguiré escarbando sobre las espadas de los olvidados. ¿Es el duende?
Silencio…
Del poemario “Alambradas” , 2010. (Éride Ediciones)