Poema de Manuel La Parra Ripio
Son piropos aquellos de madrileño “educao”,
que al verte se le queda el corazón “bloqueao”
quedando cuan oxidado androide sin más uso.
Ponme las pilas niña, enseñándome tu reverso
líneas de sinuosas curvas que me dejan “mareao”
¿Y por delante? Eres para mí cordillera y blocao
de éste minino “espabilao” al que dejaste tieso.
Que con lo que se ve y se adivina, es tormento
de esta imaginación mía, la que al verte patina;
y por tal vida mía, me dejas sin ningún aliento.
Y cuéstame después, ponerme en movimiento
sin recursos y lerdo, con tu amor por simpatía;
indúltame corazón, porque sólo, quedo inquieto.
(Más bien diría yo que, maullando…)
Como una torre
En la vida admiramos los rascacielos
como acomplejante edificio más alto,
sin embargo desearíamos el contacto
con mujer, aún mirando a los cielos.
Pensamos ¡Que monumento! De vuelos
que al andar son ellos aires de aliento,
en casquivano impersonal más abierto
al coqueteo usual de hábitos tontuelos.
Cuando lo pequeño encierra el perfume
más intenso por calidad y mayor precio,
oliéndose intensos aromas con denuedo.
Las que a tu misma altura son conforme
guía y atractivo intenso sin menosprecio,
que hacen al múltiple sentido iluminado.
¡Zoquete!
No te compliques tú la vida,
confórmate con lo que tienes,
cuídalo, que soledad es peor
que la compañía contradicha,
porque tú, siempre tendrás
atajo por alguna callejuela…