La noche


Poema de Ana María Catalá

Noche encantada

Llegaba la madrugada,
y yo sin cerrar los ojos  daba vueltas en la cama,
quería poder dormirme y el calor no me dejaba
así, que me levanté y me acerqué a la ventana.

Era una noche muy clara,
en el cielo las estrellas,
lucían como brillantes al firmamento engarzadas,
en medio, la luna llena desprendía rayos de plata
salpicando el azabache de aquella noche encantada.

¡Que sosiego, que silencio!
¡que calma se respiraba!
ya no quería dormirme,
sino,  poder contemplarla.

Saqué del  cajón un lápiz
y algunas cuartillas blancas
para plasmar con palabras
el sentir que me embargaba.

Noche, bonita y serena
que me calmas y relajas
contemplando tus estrellas
desde el balcón de mi casa.

Noche, de verano clara
que con tu brisa me besas
y me bañas con los rayos
de tu luna plateada.

Noche, hermosa y perfumada
con olor a hierbabuena
y con aroma de rosas,
de claveles y azucenas.

Musa de grandes poetas
hogar de errantes gitanos,
que te cantan y te bailan
alrededor de una hoguera.

Noche que prestas tu sombra
a miles de enamorados
para que puedan besarse
y se  hagan arrumacos.

Noche, que me trae murmullos
 del cantar de alguna nana
y sonidos a lo lejos
de rondas y serenatas.

Noche bonita y serena,
que me embrujas con tu magia
y el corazón me apasionas
y  me enamoras el alma.

Diciembre del 2000