Poema de Álvaro Cordón
que navegan en el mar,
se fueran a vivir a tierra,
yo, me quedaría aquí,
como velero perdido,
sentado sobre su orilla,
junto a las gaviotas grises...
al píe de empapadas rocas,
donde las brisas y el aire,
se entretienen con las olas.
Se pierde la vista clara,
en las infinitas perlas,
que forma, al caer, el agua...
precipitada en cascada.
El mar, siempre el mar,
siempre el incansable vaivén
de espuma dorada y verde,
en la soledad más amplia,
más húmeda, más real.
El mar, siempre el mar,
siempre su bruma marina,
en calma, o en tempestad;
siempre su eterna llamada
para viajar, en sus mareas,
en barcos de blancas velas,
surcando la libertad.