Poema de Juan Benito Rodríguez Manzanares
La ratita
Guillermita,
asustada
y cansada,
de correr
por doquier,
se elevó
y miró,
a la gente
que muy hiriente,
la corría
y metía,
con la escoba.
¡Ay qué boba!
Pues creía
que algún día,
todito eso
aún sin queso,
zanjaría
y reiría,
alejada
y apartada,
de esa casa.
¡Ay que guasa!
Más no pudo,
pues su mudo
pensamiento
y no miento,
la condujo
sin tapujo,
donde estaba
quien la ahogaba.
La gatita
Margarita,
le hizo ver
y entender,
que aún bonita
la ratita,
no se crea
buena altea,
o hermanita
de gatita.
Moraleja
simple y vieja.
Si eres rata,
con la gata,
no te amigues,
ni te obligues.
Y del hombre,
ni su nombre.
(Pareados tetrasílabos)