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Poema de Carmen Aguirre
Llegaste por mano del
destino
o porque,
tal vez, los dioses
así lo
decidieron.
Llegaste
para cubrir mi soledad
con tu
ternura,
abriéndome
el sendero de la gloria.
Llegaste…
y fui
rocío y beso,
y flor y aurora.
¡No
hagamos más preguntas,
cuyas
razones ni aún sabe el corazón!