Poema de Paco Casaña
Mano a mano con Morillas y
Arruf. Canto a canto con Ana, Pepe y Kiko,
Verso a verso con Miguel
,Manuela y Fortu y Paso a paso con Samuel y Lalchandani...
Con unos... compartí
enseñanzas, sueños e ilusiones nuevas
que nos llegaban como
promesas de un nuevo día.
Con otros comparto la
amistad que la vida, nunca supo arrebatarnos.
Con ellos, con ellas,
descubrimos el amor, y vivimos aventuras,
que a la infancia dieron su
razón de ser vivida....
Y nos supimos hijos de un
solo Dios.
Y entendimos las distintas
maneras de expresarle nuestro respeto común.
Nuestro común amor, nuestra
fe.
Ellos. Ellas, en un abrazo
fundidos, forman el cuerpo que sostiene mi Menoráh.
Lo tengo en una calle alegre
y soleada, donde el tañido de la campana
Se oye tras la ventana
iluminada de una Pascua nueva.
Y la llamada a oración que
al cielo canta el muecín,
se impregna de inciensos de
otros templos de ritos milenarios,
de cantes profundos, que
lloran y ríen por la cuesta de la viña.
Así es Melilla, un hermoso
templo de cúpulas modernistas,
con una pulcra y sencilla
estera rifeña para orar, una cruz de amor y de perdón.
Un pequeño altar de incienso
y de deidades, y un cante hondo que reza,
las oraciones de un pueblo
que sigue su camino orgulloso de guardar sus tradiciones.
Jehová, Dios, Ala, Brahma,
Undebé...Aquí tienes a tus hijos, aquí tienes tu casa.
Publicado en la
Antología “Poemas por la Interculturalidad”