Poema de Pilar
Baixeras
ni un lucero, ni una estrella,
que alumbre y de claridad.
De repente,
una luz resplandeciente
se va a posar encima de una cueva;
en un pobre portal.
Y a un coro de ángeles se les oye entonar.
“Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres de buena
voluntad”
Un pastorcillo lo escucha y pregunta.
¿Qué ocurre? vamos allá le dicen los demás…
se acercan para saciar su curiosidad;
y contemplan:
A una joven hermosa con un chiquitín
en brazos, que le da de mamar,
a un muchacho también joven
que limpia el establo; y a un buey
y una mula, que con su aliento,
al niño calentando están.
“ Gloria a Dios que se abaja y humilla
por amor al hombre mortal”
siguen cantando los ángeles.
En silencio los pastores adoran,
envueltos en el misterio de amor
y humildad.
“Gloria, gloria a Dios!
“Gloria, gloria a Dios!
Y la cueva resplandece, llena
de alegría y paz.