Jerónimo Conesa |
Fragmento de la intervención de Jerónimo Conesa en la entrega al poeta de la Medalla de San Isidoro
“Quiero felicitar a mi querido amigo, compañero y
delegado de la Unión de Escritores de España, Juan Antonio Pellicer por la
concesión de la medalla de San Isidoro de Sevilla. Si un premio debe ser
siempre concedido por los méritos del premiado, sin duda este lo es de sobra.
Yo que le conozco muchos años, puedo dar fe que siempre ha sido un trabajador
infatigable, un hombre con muchísimas inquietudes por hacer cosas. Hace ya unos
cuantos años, un día me invitó muy ilusionado aunque intuyo que con algo de
pudor, a entrar en su página web y visionar sus primeros trabajos fotográficos.
Confieso que me quedé gratamente sorprendido, y los trabajos posteriores me
confirmaron que estábamos ante un artista con una altísima sensibilidad para la
creación, para el manejo del color, de la luz y la elección de los temas, con
un tratamiento valiente, a veces incluso arriesgado, de los efectos especiales,
permitiendo que la luz juegue con sus formas pero sin llegar a destruirlas.
Esta misma sensibilidad, ese dominio de la luz, lo traslada a las palabras
que despliega en sus poemas sin dejar
nunca de sorprendernos por la profundidad de los sentimientos que se manifiestan y en los que se deja adivinar una
emoción, contenida a veces, desbordante otras, un riquísimo mundo interior.
Como dice Juan Tomás Frutos, Juan Antonio, entre sus muchas virtudes atesora
dos que destacan y que son sin duda emocionantes: la sensibilidad y la
constancia. Dos virtudes que lo convierten en un autor excepcional.
En sus versos, es su alma la que se expone ante el
lector, su alma de nostalgias, de tristezas y soledades, de desencantos y
silencios, de desengaños, de ternura y en los que se descubre la más absoluta
fidelidad a sus principios, la comunicación profunda del alma. Podríamos
utilizar todos los adjetivos posibles para magnificar la calidad de su poesía,
pero por encima de todos esos calificativos, yo quisiera destacar algo que me
parece quizás más importante, y es que a su indudable calidad artística se une
su indiscutible calidad humana. Juan Antonio es por encima de todo, un gran
amigo y una gran persona. Quizás todo lo anterior se puede resumir en una frase
suya. Dice el autor: “Soy de los que sienten, no de los saben”.
Jerónimo Conesa