Poema de
María Auxiliadora Fonellosa
desde el campanario Bendito,
un hombre camina sin destino,
calma sus hambres,
escribe con sangre
la palabra errante del poeta,
que antaño eran vergeles.
Niños soldados como tributo,
mujeres violadas sin marido.
¿Dónde quedo Dios?
¿Dónde el ser humano?
Se duele el poeta, grito callado.
Repican las
campanas,
se estremece el campanario
por el llanto de los hombres,
por el duelo del olvido.
Poema leído por su autora,
delegada en la Comunidad Valenciana de la UNEE, en el acto de entrega de la
Medalla de San Isidoro de Sevilla al Movimiento de Escritores pro Derechos
Humanos del Ateneo Blasco Ibáñez.