Poema de Carmen Carrasco
Espinas en el alma.
Me hablaste en el lenguaje
de los ángeles
al comienzo feliz de
nuestro encuentro.
Y al transcurrir del
tiempo en nuestras vidas
tus palabras en ira
transformaste
destrozando así las alas
de aquel ángel.
Fuiste brisa benéfica en
mi campo
que mi mejor cosecha hacía
crecer.
Pero, con negras alas de
viento helado,
extendidas como brazos de
gigantes,
arrasaste lo mejor que
había en mi ser.
Escribiste el mejor de tus
poemas
y con luz de luna los
versos recitabas.
Luego, borraste esas rimas
amorosas
y con saña tus versos
destrozando
rompiste sin piedad aquel
poema
Me ofreciste la rosa de tu
vida
como regala su mejor flor
el jardinero.
Pero sus hojas arrancaste
un día,
arrojando su hermosura al
viento,
y de la rosa sólo quedaron
las espinas.
Eras luz que iluminaba mi
sendero
el día que apareciste en
mi camino.
Hoy esa luz
resplandeciente has apagado
y en mi triste crepúsculo,
ciega y a oscuras,
voy caminando perdida y
sin destino.
Poema leído por su autora, miembro de honor de la Unión Nacional de Escritores de España, en el acto de entrega de
la Medalla de San Isidoro de Sevilla al Movimiento de Escritores pro Derechos
Humanos del Ateneo Blasco Ibáñez.