sin miedo ni prejuicios,
sin celos ni rencores,
sin odio ni maldad, sólo
eres tú y nada más.
Y nada más vivir como tú
quisiera, libre de
tormentas y tormentos, de
suplicios y súplicas,
de castigos infundados por
la mente de los débiles
que te opacan tu alma de
bondades, poniendo
nubarrones en tu espíritu
y colmándolo de lágrimas,
haciendo un aguacero de
tristezas cual diluvio fuese.
Quiero ser como tú, un
ave, que volando sin rumbo,
encuentras de viajera tu
destino, hallando la felicidad
en y con el revoloteo de
tus alas donde quiera que te posas.
¡Dime ave querida!, ¿Cómo
puedo yo hacerme alas para
volar como tú rumbo a lo
desconocido y encontrar la felicidad?