Poema de Miguel Ángel Matamala
con pocas
fuerzas
y apenas
alimento,
se apoya
en ella,
mira el
interior del otro lado
buscando
dispensa.
Pero
raudo se aleja
que las
brasas del miedo queman
y caen
las esperanzas
que arden
en la lumbre
de la
desesperación.
Entonces,
de pronto, se arrojó
sobre una
alambrada espinosa,
como
aquel que huye del patíbulo
para
recorrer espacios tristes y obtusos,
por ese
sueño con equidad
que
ampara el hambre,
la
dignidad, la libertad.