Poema de Pilar Baixeras
en total entrega,
en sencilla
donación.
Entonces… una vez
más,
el Espíritu
actuó, en el milagro
más grande, más
hermoso,
que los cielos
vio.
Dios, el mismo
Dios,
con su Espíritu,
la fecundó,
no hizo falta
varón;
para Dios nada es
imposible…
¡Oh misterio de
amor!
Dios que se
abaja, se achica,
se hace niño vulnerable
y frágil, que va
creciendo
en el seno de una
niña agradecida,
en fusión de
amor.
Solo, solo cabe
ante tal prodigio,
fe y adoración.
Gracias María,
gracias mi Dios.