Poema de Miguel Ángel Matamala
y aún sin llegar, amigo,
siempre llegarías.
Me dijeron los espíritus
de la flor del olivo,
que el mar,
que en las mañanas
contemplas,
avanza en la escalada fría
y húmeda,
para salvaguardar el eco
de tu voz,
esa misma voz,
que abre las puertas del
mar,
para que la distancia se
achique
en el alborozo de vencerlo
con la palabra.
Y el mar se abrió
y dijo tu nombre
y rompió las barreras
que separan nuestros
lazos.
Diciembre 2014