Poema de Eulogio
Gavela
que yo te seguiré tarde o temprano,
reserva la caricia de tu mano
a alguien servirá como un
consuelo.
Volaste muy despacio, desde un suelo
con el perfume eterno de un hermano
la muerte traicionera, el ser lejano,
nos conduce al más grande
desconsuelo.
Pelea, no nos demos por vencidos,
mañana con los tonos diferentes
serán otros deberes, otras fuentes,
que quizás sean logros conseguidos.
No te rindas, compañera, no lo hagas
la vida son tan solo un par de
dagas.