Poema de
Fernando Fiestas
en las bocas ajenas
transmitidos en forma de fuego,
oraciones, palabras
casi en ruinas.
Consecuencia de no escucharse,
los
velos agachados
y
una estela de ruido que procede
de
las ventanas,
y
sobre todo,
la
oscuridad
que
escala las paredes
haciendo
suyo el templo.
Unos
ojos cerrados lo ven todo,
imaginan
y sienten
las
plegarias-hormigas
en
los oídos
trepando
por el cuello,
las
velas en desfile
que
subrayan los interiores.
Y
en el lado poniente
las
estrellas trajeron
certidumbres
prohibidas,
sábanas
a secar,
casi
un exilio de aves.
Los
de siempre, los náufragos del suelo,
asumimos
la certeza
de
los momentos frágiles.