Poema de Marlene Denis
No
hablemos de Pompeya: de allí todo se ha escrito.
No
preguntes por Bagdad
ni por
la lámpara de Aladino, ni por Simbad
o Sinuhé.
Hablemos
de los desperdicios del corazón
-no
del músculo que bombea nuestros pasos
y nos
lanza contra el muro
donde crece la soberbia-.
Nada
queda sobre la espalda
donde
burbujas de odio arremeten contra la penumbra.
Descubramos
cuánto duele mirar el panorama
que hiere la pupila sedienta de belleza.