La fiebre del Nilo

José Fran González-Amorós
Relato corto de José Fran González-Amorós

Un sol abrasador se funde en mi mano de niña. El relieve de las dunas moldea el valle que nos encierra, dejando discurrir entre ellas, este poderoso río en el cual me baño. Los templos sagrados quedan alejados de este lugar, tan solo una persona a lo lejos, me vigila.

Allá en la barcaza que me acompaña, delicadamente el escribano dibuja con un pincel sobre el papiro,  y un cuerpo tendido entre suaves almohadones, es abanicado por tres esclavos. Presiento esa mirada constante, que se deteriora cuando el plumaje de los abanicos ocultan su rostro y seguidamente el resto del cuerpo, todo aquello que no les interesa que vea.

¿Qué esconden?

¿Qué se hace en la barcaza detrás de los abanicos?

El dios Horus lo sabe, ya que sus rayos caen con más fuerza de lo normal...

Deseo descubrirlo...

* * *

Chapoteo desnuda en estas refrescantes aguas del Nilo. Busco a esa persona que últimamente alivia mi curiosidad...

Doy con el esclavo que obedece mis órdenes; y que calla y se deja llevar por mis juegos inocentes. Trepo por esta montaña escarpada y dura que es su espalda, hasta rodear su cuello con mis brazos y mis piernas su cintura.

Me apodero de él.       
       
De su hombría.

Una sensación ardiente despierta en mi interior; sííííí…

Enfebrecida, cierro los ojos; entonces, escucho a lo lejos a Hatshepsut:  Que aparece sonriente, e igualmente desnuda, entre las plumas de los abanicos...

<<¡Neferura! ¿qué has descubierto hoy, hija mía?>>

El escribano asiente, enrolla el papiro con sus manos, y lo coloca junto a otros, en el interior de su túnica. Ya sabe algo más.. Mi descubrimiento. MI DESPERTAR. Un suceso que quedará inscrito, para que las civilizaciones venideras, hablen de nosotros, y sobre todo de mi madre, la que es la primera mujer faraón de Egipto.