Tacón, punta, golpe; vida y pasión

María del Mar Suárez Sanabria
Trabajo de María del Mar Suárez Sanabria finalista en el I Certamen Mundial de Excelencia Literaria 

Cualquier aficionado al flamenco sabe que detrás de las castañuelas, la falda con volantes y el cante jondo se esconden pasión, disciplina férrea, una técnica estudiada y muchas horas de entrenamiento.

Desde los pasos básicos del zapateado flamenco hasta la sincronización completa del taconeo con el tronco, la cabeza y las manos, con castañuelas o sin ellas, hay desesperación, alegría, indiferencia, dedicación, fracasos y éxitos.

Siempre me ha llamado la atención el parecido entre este arte, y supongo que cualquiera, y el trabajo. ¿Cualquier trabajo? Creo que sí.

Mientras estudiaba, que también llega a ser un arduo trabajo, observaba a mi madre en su quehacer diario como reina de la cocina.

A veces sus guisos nos parecían sabrosos y creativos, otras veces sosos y rutinarios. Solíamos aprobarla con diez besos o suspenderla con tres tacos.

Cuando accedí al mundo laboral me pude dar cuenta de que cualquier trabajo era importante y relativo al mismo tiempo. Que todos aportamos nuestro trabajo al grupo para que este se mantenga.

Primero fui celadora y con el tiempo llegué a ser médico.

En ambos trabajos se necesita pericia, coordinación, atención, paciencia y sentido común. Aunque lo último parece, en ocasiones, tan solo una presencia fantasmal en nuestras vidas.

Hoy recién jubilada, una pensionista con toda la vida por delante, sigo trabajando en la construcción del día a día.

Porque somos hombres y trabajo desde el mismo instante en que nacemos.

Porque seguir vivos, intensamente vivos, es siempre un gran trabajo. 

Obra finalista en la Sección de Ensayo dentro del I Certamen Mundial de Excelencia Literaria.