Poema de Carmen Hernández Rey
Dicen
que este dolor
que
me cuece en el pecho
son
nudos de aire que se coló
sin
permiso...extraño a mi
-dicen-
Dicen
que son viejas quejas,
del
alma contra mí,
que
ella tiene memoria
y
que va dejando nudos
con
los que subir peldaños
para
no ahogarse en lágrimas
dentro
de nosotras.
A
alguien, le escuché decir
que...en
cada nudo hay suspiros
a
faltas de fluir,
y
que sienten
pánico
a romperse en la luz
miedo
de poner nombre
a
una decisión
aplicar
un verbo,
o
decir que sientes
¡Miedo!
a que sepan
que
también tú, mujer
valiente,
sienten miedo
en
la oscuridad
que
te sientes vieja, fea
y
que las bellas también
tienen
sienten miedos,
las
mujeres insubordinadas
¡también
sienten miedo de su libertad...!
¡duele,
duele, duele los nudos!
-
en demasía-
Pero
hay, hay un camino para que dejen
de
doler adentro,
te
ahoguen adentro
te
calcinen adentro...
Y,
es dejarlos brotar afuera...
¡Hazlo!
Coge
un hilo y trenza y haz,
uno,
cinco o diez nudos...
¡Apriétales!
y crea tu oración con ellos,
nada
ajeno a ti...
-haz
tu mantra-
y
cuando les tengas
enuméralos,
y empieza...
Despacio
tranquila... aproxima el primero
a
tus labios, rodéale soplando
ligeramente,
suelta a la marea
de
tus pulmones, la que te ahoga
adentro...
la que debe aflorar
afuera...
Sigue,
así uno a uno, y termina
soltando
los nudos que ahogan
a
tu alma...
siéntela
libre de ese aire
que
te aprieta para manipularte
con
nudos,
de
mala conciencia.
Nudos...