Poema de J. Pellicer
en cielos de voces inventadas
imaginadas en el manantial de la vida
que espera la aurora para hacerse verdad.
Precisos los instantes que se tientan
en los murmullos tenebrosos de los miedos sin sentidos,
dejando esparcidas
cadenas de aflicción
que arrastran silenciosas todas las lágrimas
que aún no llegaron…
¡Y se
esperan!.
Extraños los silencios y los colores,
unos para llenar el universo de cada
hombre;
extraños y ajenos en la añorada beldad
de la cara estropeada por un ayer apenas sin vivir;
extraños y lejanos como las manos vacías de tanto dar,
temblorosas de tiempo y miedo.
Llega la noche envuelta
con la conciencia entre la bruma,
y la esperanza presa…
de todas las estrellas.
Fotografía del autor.