Concha García de los Arcos |
Relato corto de Concha García de los
Arcos
¿Sabes? siempre pensé que era a tí
a quien le gustaba provocarlos y que tampoco tenías tanta necesidad de utilizar
tu vieja Singer. Lo cierto es que la casa se llenaba de colores cuando ellos,
pequeñas bolas de plumas, empezaban sus gorjeos: primero, despacio como tú les
marcabas, después aumentando ritmo y fuerza según se movían tus pies sobre el
pedal. El canto se derramaba, colonizaba el espacio, éramos nosotros auditorio
paralizado contemplando la competición: los trinos, los floreos, la increíble intensidad
y belleza que aquellos seres diminutos eran capaces de producir en su vano
intento por sobrepasar al ruido de fondo.
Hoy he vuelto a tu mirador, sigue
igual, bello como una joya reluciendo al sol, mascarón de proa al mar, atalaya,
torre vigía desde donde tu sombra aguardaba nuestro regreso en las noches de
estío. Allí encontré tu recuerdo, tus cosas, tu vida…y a ellos, tus canarios.