Poema de
Eulogio Gavela
dando tumbos de forma trastocada
por la tarde, la noche, en la alborada
rebuscando en cajones el camino;
es la prueba que marca al peregrino
donde acaba el final de la jornada
si en el lecho de amor, junto su amada,
o quizás en el filo clandestino.
Cada puerta del tiempo que hoy reabro
me conducen más lejos del planeta
revestidas de trozos de cometa
al final diferente y más macabro.
Una puerta se cierra, dos se entornan
Al final ya no se lo que trasforman.