Momento de la entrega |
El dramaturgo recibió la Medalla de San Isidoro de Sevilla en la
Fundación Antonio Gala
El dramaturgo Antonio Rojano
regresó el pasado 2 de abril a la Fundación Antonio Gala, en la que inició su
brillante carrera profesional, para recibir de manos del presidente de la Unión
Nacional de Escritores de España, Juan Carlos Heredia, la Medalla de San
Isidoro de Sevilla, en un solemne acto literario al que asistieron escritores
cordobeses y de otras provincias andaluzas y representantes de diferentes
asociaciones culturales de la capital.
El acto fue presentado por el
escritor Francisco Javier Romero Alanzabes, quien reseñó los aspectos más
importantes de la biografía de Rojano y leyó una carta de felicitación del
dramaturgo Francisco Casaña, galardonado en 2016 con la misma distinción.
Posteriormente intervino el secretario general de la Fundación, José María
Gala, incidiendo en la vinculación de Rojano con esta entidad, como autor
perteneciente a la segunda promoción becada en 2005, año en el que el
dramaturgo empezó a ser conocido.
Miguel Ángel Matamala, delegado
provincial en Córdoba de la UNEE, agradeció a continuación la presencia por
segundo año consecutivo del máximo responsable nacional de la Unión, después de
que Heredia ya acudiera el año pasado a la ciudad andaluza para entregar en la
misma Fundación el galardón al presidente y fundador de esa entidad, Antonio
Gala. Matamala incidió, en relación a Córdoba, en que todo lo que “represente
para una ciudad un acto cultural conlleva una reminiscencia hacia un pasado
lejano en lo cultural y abierto a un futuro halagador de una prosperidad
intelectual en la más amplia palabra de la sociedad que lo acepta”.
La intervención del delegado
territorial de la UNEE dio paso a la del presidente nacional, quien con
anterioridad a la entrega de esta máxima distinción honorífica destacó su concesión
en 2016 al propio Antonio Gala. Heredia recordó que el célebre poeta y
dramaturgo había recogido la Medalla considerando que se le entregaba a su
“hija”-como denominó a la Fundación-después de que veinte años antes él le
hubiera recibido personalmente del antiguo Sindicato Nacional de Escritores
Españoles, del que procede la actual Unión.
En este punto, Heredia, enlazando
con esas palabras de Antonio Gala, dijo que “hoy es un hijo predilecto
de la Fundación Antonio Gala, y tal vez uno de los más célebres discípulos del
creador de esta Fundación, quien recogerá la máxima distinción honorífica de la
Unión Nacional de Escritores de España. Antonio Rojano-agregó- debe mucho a
esta Fundación, pero también la Fundación Antonio Gala tiene sentido por la
existencia de personajes como el joven dramaturgo que se ha hecho merecedor esta
mañana de recibir la Medalla de San Isidoro de Sevilla”.
El presidente de la UNEE calificó
a la Fundación Antonio Gala como un “templo importantísimo de la cultura y del
mecenazgo”, y además de agradecer el respaldo para el acto ofreció tanto a
Antonio Gala como a José María Gala la colaboración de la Unión “para posibles
iniciativas que sigan haciendo posible la transmisión de la cultura y su
promoción”.
De Antonio Rojano dijo, como
colofón de su intervención, que es un autor cuyos textos son una “referencia de
nuestro teatro”, como lo avalan los reconocimientos que el cordobés “atesora y
dejaron, hace tiempo, de convertirle en una mera promesa”.
El joven dramaturgo, tras recibir
después de estas palabras la Medalla de San Isidoro, agradeció igualmente su
concesión a iniciativa de la Presidencia de la Unión de Escritores, y sobre la
Fundación Gala expresó que “fue el primer puerto de un viaje y es, a su vez,
una isla perdida a la que siempre sueño regresar”.
“El teatro-expresó Rojano- es un
acto simbólico que sucede sobre un escenario, que existe en las coordenadas del
tiempo presente y el espacio, pero además es una forma artística que le da
valor a la palabra. Devolver el valor a la palabra, haciéndola carne, para
devolver el teatro al lugar que ocupaba en la literatura. Esa ha sido y será
siempre mi intención como autor dramático: coser los cuerpos y las palabras”.
Y en este punto, afirmando
sentirse “honrado” de recibir la Medalla, subrayó para finalizar que la UNEE
representa a “escritores que, con su amplia y generosa mirada, hoy acercan al
teatro, un poco más, al lugar que merece”.