Dolor


Poema de Mercedes de la Rosa

Libérame de la sombra.

De esa sombra incubada de desvelos

que devora la noche,

de esa sombra que como un vendaval

enreda los jirones de mi alma.

Sin duda la distancia 

crea su propio lenguaje

Palabras,

          Palabras,

                     Palabras,

                               como dulces racimos

que han saciado nuestros cuerpos

hambrientos, se han ido deslizando

entre los intersticios del tiempo.

Devuélvele el sonido salido de mis labios

a mi boca perdida en el silencio

de los confines del tiempo, 

a mis labios marchitos

rotos en la copa salobre de tu cuerpo.

La ausencia se enrosca como una boa

constrictor

en la cintura de plata y niebla 

de mis sueños.

Sueños de tierra pétrea, terrenal

envoltura.

Fantasmas que galopan

frenéticos

en sus monturas desbocadas:

Besos, abrazos, tus manos

de alfarero,

tu ser,

tu piel sobre la mía

que aún siento tibia en todas mis neuronas...

me quedo quieta dejando que ese río

de oscuras pesadillas me sumerja.

En la madrugada levantan las alondras 

el vuelo,

los gritos silenciosos del dolor, 

se hacen un cuerpo denso,

se amalgaman con el cansancio

de vivir sin tu cuerpo,

sin ti,

sin tu presencia...

y me quedo velando todo lo que ya ha muerto

y se convierte

en una planta trepadora que parasita

mi alma, 

tenaz, pero invisible.

Todo se vuelve sombra,

todo se vuelve invierno,

todo se vuelve ausencia,

todo se hace silencio.

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