Poema de Ramón Luque Sánchez
A
Antonio Bocanegra, que le dio voz al burrito Platero
El burro del poeta
no era de carne y
hueso, era de sueños,
con dos grandes
carbones por mirada,
siempre encendidos,
siempre tan brillantes
que iluminaban las
almas.
El burro del poeta era
pequeño,
era caricia para chicos
y grandes
que jugaban con él a
ser felices
en un prado de luces y
esmeraldas.
Estaba su esqueleto
hecho de versos
de acero y de cristal,
muy delicado,
pero tan fuerte y
lírico que toda la poesía
en sus lomos alegre cabalgaba.
Y era tan bueno
que la luna lunera lo
vestía
con un trozo de nube
plateada.
Su trote era la risa
y acariciarlo era
saber de la ternura y
la esperanza.
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