
 
Soy
Soy ilusión al ver amar 
y no saber más. 
 
Soy mirada de paz 
cuando me aman. 
 
Soy estrella fugaz 
cuando me dices 
que no miras atrás. 
 
Soy la misma que ayer 
y seré cuando ya no esté. 
 
Soy risa cuando llanto me quita. 
Soy amor aun después de dolor. 
Soy paz aun con lágrimas de amor. 
 
Soy y seré el acueducto de tu corazón. 
Porque siendo, soy el presente 
pasado del futuro llanto.
Se terminarán
Se terminarán las amapolas 
pero no las tierras. 
Se terminarán los andenes 
pero no los corazones. 
 
Se terminarán las escrituras de tierra 
pero no las del cielo aprendidas. 
Se terminarán los destellos 
pero no los del cielo. 
 
Se terminarán las riquezas 
pero no las de justicia divina. 
Se terminarán los justicieros 
pero no los ciertos.
Despertar
Despertar, aclama la noche. 
Despertar y no os alcance la lava de fuego, 
la calina de la cuerda de vida. 
 
Despertar, no cerréis los ojos 
cuando las palabras hablen 
en el diccionario exacto. 
 
Despertar y ser maestre 
de vuestros vuelos, 
de vuestra respuesta 
en ovación de amor. 
Si solo estamos adormecidos 
para cuando llegue el canto 
victorioso del cielo, 
estemos con la vida 
entre nuestras manos.
He vencido
He vencido al miedo incesante 
para completar las palabras 
que eran pánico en su engranaje. 
He vencido a las preguntas necesarias
para acceder a la verdad de palabra. 
He vencido actuar como soy. 
He vencido a la inquietud de ser
humano, 
a la vanidad del vacante suicidio. 
He vencido al canal de los injustos, 
al de los vencidos por desavenencia
de tierras. 
He vencido al mundo en su decaer de
filos, 
que en trueques afilaban 
hasta los confines del adentró
tiempo. 
He vencido y venceré siempre, 
pues no me queda tiempo ni espacio
habilitado 
para lo que no es vital del ser de
amar.
Hoy digo no tengo miedo
Hoy digo no tengo miedo, pues ya
cruce 
el cuerpo inerte de un ser querido,
el fuego intenso de horno hambriento,
el tesoro de amor calcinado por el
mismo tiempo. 
Hoy digo no tengo miedo de un virus
alarmante de tiempo, 
que solo sabe ser ciencia que
evoluciona 
para un después sin saber para qué. 
Hoy digo no tengo miedo porque siento
paz en mí ser, 
pero si tengo miedo por los que no sé
convencer 
en esa misma paz, convirtiéndose en
un ritual evocador. 
Hoy digo no tengo miedo, ya tuve en
antecedentes lugares, 
y sólo conseguí un asiento vacante. 
Por eso hoy digo al tiempo incesante
adelante, 
pero cada uno en nuestro descendente 
curso variable, pero intenso sin
incertidumbre.
Oigo...
Oigo quejidos, llantos en tierra de
devotos. 
Oigo calvarios para unos cuantos. 
Oigo que murmullan hambre 
y no existe el pan 
que ocupe el hueco en su estómago. 
Oigo lejos palabras 
que en diccionario existen 
y en vocablo se esconden. 
Oigo un lugar que el cielo apremia 
y otro que en el infierno acecha. 
Oigo tanto revuelo que no sé 
si somos causa de él, 
o causantes de su ruedo. 
Oigo y no quisiera oír tanto, 
pero me apremia para aprender 
en este mundo de intelectos 
de palabras como de nada. 
Oigo y oiré siempre lo que del cielo
llegue 
aun sea en tierra hundida la que me
rija.
Me columpiaré
hacia el imán 
de tu luz. 
De su forja 
haré un gran puente 
de esperanza 
para que acabe 
estas destemplanzas 
de ser prisionera de no sé de qué...
Veo
Veo este fin confinamiento entre en
mis versos, 
desde un remanso de paz a un
territorio de soledad. 
Veo un caminar en decisión a un
bienestar personal, 
amenazados a ver agonías en profesión
de salubres fuerzas. 
Veo descensos de libertad sin
decisión de verdad 
en palabras que solo amenizan a su
semejanza. 
Las del ser humano mediadores de
excesos. 
Veo un final en el empezar de mi
cuna, 
sin enmascarados ni distancia de
cielos 
acallando el tiempo.
Me acostumbré
Me acostumbré a las razones de vida,
a la escasez de sonrisa, a la bondad
dicha. 
Me acostumbré a sonreír en tristezas,
a vibrar entre desdenes de tierra. 
Me acostumbré al encierro de luces, 
de incontenibles cierres. 
Me acostumbré a los peldaños de cada
paso cruzado, 
de cada rasgo tratado 
Me acostumbré a ti, a mí entre
fuerzas de tempestades, 
a corrientes de cauce de un mismo
río. 
Me acostumbré al cáliz de un mismo
ruego, 
a padecer de un campo verde de maduro
vuelo. 
Pero no me acostumbro es a saber del
no amar, 
cuando se trata de ajenos acuerdos no
dados.
Te veo luna
Te veo luna 
y veo tan lejos la tierra.
Te veo luna 
y veo los vacíos de cielos. 
Te veo luna 
y quisiera ver 
siempre 
esa voluntad 
de ahora dada. 
Te veo luna 
y me acuerdo 
de la lejanía, 
que a veces 
los seres humanos 
creamos estando cerca. 
Te veo luna 
y veo la luz celestial 
de mis ancestros, 
creando tiempos 
y lugares terrenales 
para iguales.
Lucía Pastor Amorós es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.