Kiko Cabanillas
No es sin duda el trabajo que todo padre desearía para su hijo. Pero a mi me dan la vida. En la institución benéfico social Padre Rubinos leopoldo convivo con putas, yonquies e inmigrantes.
Mañana creía que iba a pasar todo el día
con ellos, dándoles el desayuno, comida y cena. Pero un cambio de última hora
ha limitado mi tarea de voluntario a darles sólo el postre de la comida.
Tenía peligro pasar todo el día con ellos.
Sobre todo desde que hiciesen aparición las drogas, ya que mi exagerada
capacidad de infiltrarme en el tejido social de los marginales me llama al
consumo de sustancias espirituales. Yo sólo fumo hachís y marugüana. Y así
seguiré, pero una apuesta decidida por los excluidos no está exenta del peligro
de la drogadicción.
Me consuelo pensando que yo soy un yonquie
por vía natural. Soy un “outsider”. Y, por ejemplo hoy:
Fernando y María son una pareja de
yonquies, que siempre van a Padre Rubinos a rematar la noche con el magnífico
desayuno que les facilitan.
Hoy estaban puestos, cada uno en un
sillón. Y hablaban con serias dificultades a base de monosílabos. Ella con una
lascivia facilitada por el colocón. Y el ausente. Yo quiero saber qué piensan y
cómo es el mundo de la drogadicción en el que están sumidos. Pero renuncié a
ello, como había renunciado a llevar hachís cuando creía que iba a pasar todo
el día en su compañía. Hay que tener un cuidado de cojones. No fuesen a decir
mis colegas voluntarios: “Kiko está en el cuarto de baño casi inconsciente y
con una chuta usada a su vera”.
No. No pasará, porque a mi lo que me pone
es las luces y las sombras de la marginalidad. Su POESÍA.
El periodista Kiko Cabanillas es miembro
de la Unión Nacional de Escritores de España. Está galardonado con la Medalla
de San Isidoro de Sevilla.