Juntos
Pueden existir infinitas
razones para escribir unos versos,
quizás infinitas fueron las
mías,
cierto es que unas predominan,
gobiernan la existencia de las
otras.
Porque una es un Arco Iris
que cada día dibujas más
bonito,
incluso dando colores nuevos a
tu paleta.
Otra es un universo,
sabes que va Más allá de esta
vida,
y es curioso, incluso atrevido
cuando intento comprender como
ambos retozan,
entre caricias, besos y
gemidos.
Ana has venido a mi vida,
la has visitado y has decidido
quedar en ella,
dueña de una senda que ahora,
a tu lado, es más bella.
Y mientras, casi incapacitado, no sé si se
comprender,
¿qué?,
mi suerte, mi dicha, mi destino,
mi sentido, mi senda y mi camino,
mis palabras de amor
ahora para ti, que eres mi vida.
Y como es para siempre sigo dando gracias,
a todos,
a él y a ella,
a ellos y a nosotros,
a ti por encima de cualquier
cosa.
Gracias por permitir que mis
versos se llenen
de tus besos,
de tu amor
y de tu vida.
No eres
No eres el origen ni la llegada,
tampoco
el lugar donde descansar,
ni
siquiera los brazos que me sostienen
y
nada determinante o definitivo.
No
eres el camino recto,
tampoco
quien canaliza lo andado,
ni
siquiera la administradora de un pasado
y
nada que resuelva lo destruido.
Eres
en cambio mi fundación,
el
sitio donde escapar de todo,
el
abrazo que insufla vida
y
la determinación de una decisión.
Eres
la senda con obstáculos,
la
persona que me levanta siempre,
el
sexo seguro y plácido
y
el poder de una obsesión.
No
eres la vida cómoda,
sino
la muerte que abre la puerta.
No
eres amor repetitivo,
regalado
en días sin sentido.
Eres
el sexo duro,
la
boca que me llena
y
el alma a mi lado.
En
ocasiones creo que eres un antes,
quizás
sea un espejismo,
sin
embargo, después te toco y vuelvo a creer,
en
todos, pero sobre todo en ti.
Pareces
un antes, e incluso un segundo antes,
cuando
intentaste modificar el color de mi vida,
y
también un ahora,
sobre
todo cuando amo tu cuerpo.
Es
cuando te beso cuando antes y ahora están,
y
descargan obstáculos y pesos innecesarios,
quedando
todo diáfano, lleno de luz,
como
si fueras un antes de todo,
un
amor impreciso y seguro al tiempo,
un
aquí, a mi lado, sólido,
igual que ahora, antes y siempre.
Mi guerrera
Has abierto puertas imposibles,
roto barreras contra la nada,
puestas para justificar el agobio
sin sentido y cobarde,
y pisas cada palabra sucia,
denostada y pasajera.
Eres tenacidad ante lo sublime,
protectora ante el enemigo,
insistente, incluso en la espera,
y amante de una vida que brindas,
sólo a mí, que respondo sorprendido.
Has trazado la senda definitiva,
cautiva en ocasiones y ahora libre,
sostenida en un amor que late fuerte,
que es pasión y lujuria,
que es éxtasis y droga dura,
que es gemidos y besos que respiras.
Has logrado cambiar a este guerrero,
luchando mientras sostienes su mano
y lo conduces a prados serenos,
a caminos tranquilos,
a una vida, ya sin duda, eterna.